Este hombre de la foto no tiene aspecto de ser una amenaza para nadie. Es de esas personas en las que la calvicie parece una condición natural, más que un infortunio o un signo de declive. Es una calva sólida, de firme osamenta, complementada por unas gafas austeras, sin el menor rastro de coquetería, o de esa modernidad que establecieron en los años ochenta arquitectos y diseñadores, los cuales proclamaban por el color o la forma chocante de sus gafas el grado de su talento, no siempre corroborado luego por la originalidad de sus obras. En un mundo en el que tanta gente exhibe un empeño narcisista de singularidad, cuyo paradójico resultado es la monótona repetición de lo mismo, este hombre da la impresión de un impulso contrario y ya muy anticuado, el de no llamar la atención, con su cara tan común, su calva, sus gafas, su camisa azul discreta, la mochila con la que carga, que según se ve es una mochila con cierto peso, sin duda el de los informes y estudios que transporta en ella, y en los que se sustenta como un sillar de granito la declaración que ha hecho o está a punto de hacer.
Saberes amenazantes
Scritto il 07/06/2025
da Antonio Muñoz Molina
Cuanta menos información veraz tenga la gente, mayor será la impunidad de los poderosos